MEJOR MALO CONOCIDO QUE BUENO POR CONOCER: FALSO

Aquí os dejo un fragmento del libro «Gente Tóxica» de Bernardo Stamateas.

Me parece un excelente texto sobre el que debemos reflexionar un poco, ¿Qué opináis?

 

MEJOR MALO CONOCIDO QUE BUENO POR CONOCER: FALSO

Cada día te levantas y haces lo urgente, pero no haces lo importarte. Cada mañana piensas en lo que hacer durante la jornada, pero tal vez te olvidas de ti, de que eres lo más importante.

¿Cuánto tiempo hace que no te preparas un buen desayuno, que no lees un buen libro, que no vas al cine o disfrutas de una buena barbacoa? ¿Cuánto hace que no avanzas en lo que proyectas desde hace tanto tiempo?

y al día siguiente, ¿qué haces? Te vuelves a levantar, vuelves a hacer lo urgente y de nuevo tú no quedas incluido en los planes. ¿Dónde quedaron tus sueños, tus metas? ¿Cuál es el beneficio de vivir a expensas de las demandas ajenas, de satisfacerlas sin reservar tiempo para lo que realmente es importante?

Una de las cosas que hemos perdido, en esa bendita urgencia por cumplir lo que nos pide a diario, es el hábito de apartar el tiempo que necesitamos para capacitarnos y mejorar continuamente.

Piensa que si hoy no estás creciendo, estás decreciendo. 

Tal vez, cuando te graduaste, estabas lleno de sueños y de proyectos, pero luego te sumergiste en la vorágine diaria y todo aquello que tenías planificado comenzó a difuminarse. Entonces te llenaste de miedos y de inseguridades y te paralizaste. Sin darte cuenta, subiste al tren y seguiste a la manada, y hoy corres y vas hacia donde todos van, sin ver que muchos van hacia la nada o, simplemente, hacia el lugar donde todo está en calma, pero no pasa nada.

Es el paisaje del conformismo, de los eternos letargos e infinitos sueños donde el vacío se hace cada vez más grande y las ilusiones se desvanecen. Es por eso que no tienes respuestas, o que siempre alcanzas los mismos resultados.

Paul Meyer decía: «El noventa por ciento de los que fracasan, no han sido derrotados, sino que en realidad ellos han renunciado.»

¿Tienes miedo a arriesgar y perder? No importa, afróntalo y avanza igual. El temor es parte de nuestra naturaleza. Desde el génesis, el principio de todo, el hombre sintió temor ante lo desconocido. Hasta los que alcanzaron el éxito, en algún momento, también sintieron temor. La diferencia es que esa emoción no los detuvo ni los paralizó.

El temor te agota, te debilita, te habla en negativo y te enferma. El temor dificulta más la situación.

Montaigné escribió: «Lo que más temo es el temor.»

Y es este miedo el que muchas veces nos hace claudicar, abandonar sin plantarle cara a la situación. Lo  que hay que hacer es decidirse a dejar atrás la mediocridad y a avanzar «a pesar de»; en el camino encontrarás las herramientas para volver a empezar cada vez que lo necesites.

El cirujano inglés Lloyd-Jones expresa en su libro Depresión espiritual: Sus causas y su cura: «La mayor parte de la infelicidad que sientes en tu vida se debe al hecho de que te estás escuchando a ti mismo en lugar de hablarte a ti mismo.»  Necesitamos vernos como realmente somos, no como nos imaginamos ser.

 

(El subrayado es mío)

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